Nacido en Lagunillas, Estado Zulia, Venezuela e hijo de Luis Emiro Castellanos-Bohorquez e Hilda Rebeca Bohorquez-Bohorquez se educó y pasó la mayor parte de su vida en Venezuela; país que amo y le dio múltiples bendiciones. Se convirtió en Licenciado en Educación, mención Matemáticas en su alma mater, La Universidad del Zulia donde posteriormente trabajaría en docencia, extensión e investigación a nivel local, regional, nacional e internacional. Prosiguió estudios en Estadística en el CIENES en Santiago de Chile y continúo su educación formal culminando un Doctorado en Investigación Institucional y Estadística en Florida State University, Tallahassee Florida.

En lo personal, mientras estudiaba en el Liceo Baralt de Maracaibo conoció a quien sería el único y gran amor de su vida, Rita Magaly Sanchez con quien se casaría en 1966. Con ella tuvo tres hijos quienes le sobreviven, Amilcar Antonio, Luis Alfonzo y Javier Augusto más sus esposas, Ana Tahití, Carolina Mercedes y Patricia del Carmen y sus nietas: Ana Paula, Andrea Carolina, Ana Victoria, Isabela Ariana, Luis Alfredo, Sophia Rebeca, Daniela Patricia y Mariana Carolina.

Su deseo de educar y servir como modelo fue influenciado por su participación en el movimiento Scout en Venezuela herencia que transmitió a sus hijos y a través de eso a sus nietas. Dio buenos y sabios consejos a todos los que estuviesen a su alcance, apoyo de cuantas maneras pudo a muchos familiares, amigo, allegados no importando las vicisitudes económicas, distancia y nexo. Hermano querido por todos “el surrapito” fue mimado por todos ellos: Avilio, Nola, Celia, Hercilio, Rafael, Roque, Isolina, Luis Angel y Roberto junto a su Madrina Auxiliadora y su tercera madre Filomena Mejías.

Fortaleció los valores Católicos de familia, unión, amor, respeto, paz, entrega, generosidad, y buen humor con todos a su alrededor.

Hace más de 15 años en aras de estar cerca de su familia nuclear él y Rita Magaly migraron de Venezuela a los Estados Unidos, aquí desarrollaron y expandieron una comunidad de amor que se extendió a las familias de amigos y vecinos, la parroquia de San Maximiliano Kolbe en Pembroke Pines, sus compañeros de 4Life y todo el equipo médico de Wellmax Medical Centers donde decía ser tratado como en su casa.

Fueron 79 años, todos los que Dios en su divina misericordia le entrego y le bendijo. Estamos seguros que en el cielo encontrara almas que se adelantaron y que le aman, nosotros los que nos quedamos aquí, solo estamos en un lapso de espera, viviendo las bendiciones de Dios en este mundo para después compartir como él la vida eterna.

Queriéndote siempre y sabiéndote cerca, todos los que te aman.